Georges Méliés y la Magia de contar historias


A finales del siglo XIX un joven mago francés llamado Georges Méliés entró a la demostración de un nuevo instrumento que habían inventado unos paisanos suyos, unos tales hermanos Lumiere (Luz en francés). Entre la oscuridad una máquina proyectaba luz (lumiere) sobre una pantalla que al mismo tiempo mostraba el movimiento de una locomotora que se acercaba hacia los espectadores. Los que estaban presentes brincaron gritando aterrados y haciéndose a un lado pues pensaron que el tren los aplastaría.  

Siendo víctima de la ilusión, el mago Méliés vislumbró las infinitas posibilidades que el nuevo invento ofrecía al mundo de la magia. No pudo imaginar en ese momento todas las ilusiones que podría crear con el cinematógrafo de los Lumiere. 

El mago intentó comprarles el invento a los hermanos, quienes le dijeron que no le recomendaban invertir en una cosa que, como muchas en Francia, sería una moda pasajera que no tenía ningún futuro. Tuvo entonces Méliés que inventar su propio cinematografo. Hasta poco antes de que el mago echara mano al mundo del cine, las películas eran simplemente escenas sin sentido de gente caminando, barcos, caballos, trenes... Méliés se dio cuenta pronto de que, además de que podría manipular la imagen, siendo también el inventor de los efectos especiales, la posibilidad que ofrecía el cine era algo extraordinario; Podría contar historias.

El mago invirtió todo su dinero en un estudio de cine hecho entéramente de cristal, para que la iluminación del sol diera mucho brillo a sus películas. El ingenio del mago lo llevo a producir alrededor de quinientos filmes, sin duda el más famoso de todos ellos es el Viaje a la Luna.

Méliés en su estudio de cristal




El viaje a la Luna 

A pesar de haber sido un pionero en la historia del cine, el mago Méliés paso por una serie de eventos desafortunados en las primeras dos décadas del siglo XX. Perdió su estudio y tuvo que vender muchas de sus películas, un gran número de las cuales fueron derretidas para hacer zapatos que usarían los soldados durante la primera guerra mundial. El mago pudo haber desaparecido sin rastro a la sombra de los grandes capitales que estaban naciendo en el cine mundial. Con el poco dinero que le quedó, Méliés puso un puesto de juguetes en la estación de trenes de París conocida como Gare de Montparnasse, donde ganaba dinero para a penas subsistir en la cara vida parisina. Es curioso que, unos años antes en esa misma estación de trenes una locomotora se descarriló, justo como temían los espectadores en la primera película que Méliés vio.


Tren descarrilado en la Gare de Montparnasse

Georges Méliés y su esposa en el puesto de juguetes de la estación de trenes de Montparnasse

En los años 20s, un joven periodista quiso contar otra historia; la historia del cine. Y la historia del cine simplemente no existe si no conocemos al mago francés. Fue gracias a Georges Michell-Coissac que Méliés vive en nuestras memorias. Lo encontró deprimido en su puesto de juguetes, y logró entrevistarlo sin que el mago lo supiera. Al publicar su historia, mucha gente comenzó a interesarse en la obra de Méliés, por lo que en una exhaustiva búsqueda pudieron recuperarse alrededor de 80 de sus filmes, los cuales fueron restaurados y podemos hoy en día disfrutar con toda su magia. Méliés fue premiado con el reconocimiento más alto que da el gobierno francés; la Legión de Honor. Pasó además hasta el final de su vida siendo un miembro distinguido de la academia francesa del séptimo arte. 

Esta historia podría estar perdida por ahí, pero curiosamente ha llegado hasta ti, querido lector, gracias a una serie de afortunadas coincidencias. De entre las muchas curiosidades del mago Méliés hay una que le voló las ideas a una escritora británica llamada Gaby Wood. Descubrió que el francés había inventado un autómata (una suerte de robot) que años después apareció abandonado en un museo. Wood escribió un libro sobre autómatas donde habla un poco sobre la historia de Méliés. Otro autor estadounidense, esta vez un ilustrador de novelas gráficas, de nombre Brian Selznick leyó el libro de Wood y se inspiró en la historia del mago para hacer una obra llamada La invención de Hugo Cabret.

Muñecos vivientes. El libro de Gaby Wood

La invención de Hugo Cabret, novela gráfica de Brian Selznick


Martin Scorsese hizo un tributo a Méliés en la mejor forma que pudo haberse hecho; en el cine mismo. Scorsese dirigió la adaptación cinematográfica de la novela gráfica de Selznick. Una belleza autoreferente; cine hablando de cine. Fue así como la historia llegó hasta mi. Hoy la pongo en palabras escritas y algunas imágenes y es como llega a ti. Lo que queda como tarea es ver que haces tú con esta historia...

Adaptación al cine de Hugo Cabret






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