Los chismes del Premio Nobel de Matemáticas

Si usted está leyendo esto, es mucho más probable que se deba a que el título tenga la palabra chisme a que contenga la palabra matemáticas. No se sienta usted culpable de haber caído en mi trampa; en mayor o menor medida a todos nos gusta echar el chisme y el de hoy es simplemente un pretexto para hablar de algo interesante.

Una de las preguntas que se me han hecho en alguno o varios momentos es por qué decidí estudiar física. Recuerdo que para mí fue algo difícil tomar la decisión dado que en aquel entonces me interesaban muchas cosas. Mi conclusión fue que debía escoger algún campo de estudio muy general a partir del cual pudiera moverme con relativa facilidad a otros campos. Pensé entonces que la física era una buena opción para mis intereses. Siendo físico general podría especializarme después en física médica, filosofía de la física, historia de la física, biofísica, física teórica o astrofísica. Además de ello, para estudiar física tendría que estudiar bastantes matemáticas (y de hecho me encanta cuando me pasa que le digo a alguien que soy físico y después esa persona me presenta como "físico-matemático" ¡me llevé el 2x1!). Pero además de todo ello, estudiar esa carrera en mi ingenua juventud me permitió juguetear con la idea (que hoy me parece absurda) de que algún día podría ganar el Premio Nobel.

Ya en la facultad de ciencias, me di cuenta de que esa estupidez de querer ganar un premio Nobel estaba difundida nada más entre los físicos (y creanme, está más difundida en los estudiantes de primer semestre de lo que uno podría pensar. Ello a pesar de que la gran mayoría de esos estudiantes renuncia a la carrera cuando se da cuenta de que nomás no pueden con el Cálculo Diferencial). Ese sueño exclusivo de los físicos se debe a que la única carrera en esa facultad que tiene un Premio Nobel es física; no hay Nobel de biología, matemáticas, actuaría o ciencias de la computación. No obstante, los matemáticos no se salvan de tener sus propios sueños absurdos de querer ganar su propio premio. 

Premio Nobel

Todos sabemos más o menos cómo estuvo el chisme de la fundación de los Premios Nobel. Alfred Nobel fue un gran inventor sueco y dentro de sus inventos más famosos se encuentra la dinamita. En 1888 Alfred se sorprendió al recibir la noticia de que había muerto. Supongo que Alfred sospechó que algo andaba mal con las fuentes del periodista francés que anunciaba su propia muerte... Resulta que el que había muerto unos días atrás había sido un hermano de Alfred, llamado Ludvig Nobel. Como los periodistas de aquel entonces eran tan incompetentes como los que van a las conferencias de Lopez-Gatell en nuestros días, en Francia anunciaron que el que había muerto era Alfred. Pero eso no fue lo que le molestó... Lo feo fue haber visto que anunciaban que el "Mercader de la Muerte había muerto". 

A Nobel le preocupó que iba a pasar a la historia como el mercader de la muerte dado que su invento más famoso fue utilizado, entre otras cosas, para matar gente.  Fue por ello que puso manos a la obra para vincular su nombre a alguna otra cosa un poco más loable. Se le ocurrió entonces fundar unos premios que se dieran a personas que hicieran algo en pro de la humanidad en las áreas de física, química, medicina, literatura y la paz. El premio que se da en economía también lo otorga la Real Academia Sueca de Ciencias, pero al no aparecer en el testamento de Alfred, no es estrictamente un premio Nobel.

A los matemáticos que conocí en la facultad les encantaba contar el chisme de que Alfred Nobel había decidido no dar un premio en el área de matemáticas porque su esposa le había puesto los cuernos con un matemático. La verdad es que Alfred nunca se casó y esa historia es más falsa que un Premio Nobel de matemáticas. Al enterarse de que no iba a darse ese galardón poco después de la fundación de los premios Nobel, el matemático noruego Sophus Lie decidió fundar el Premio Abel en honor a otro matemático noruego llamado Niels Henrik Abel. Así los matemáticos también tendrían su premio otorgado por un monarca escandinavo.

Premio Abel

Lo curioso es que el premio Abel no es, al menos entre los matemáticos que yo conozco, el premio que podría considerarse el Nobel de matemáticas. El galardón con el que todo joven matemático egolatra sueña, es la Medalla Fields.

La Medalla Fields se entrega desde 1936 en honor al matemático canadiense John Charles Fields. Y aunque sí es un galardón muy importante, tiene varias diferencias con el premio Nobel. Algunas de las más notables es que la Fields se entrega cada cuatro años; que más de una persona puede ganarlo en cada entrega y que solo puede ganarse si el galardonado tiene menos de 40 años. Esto último creo que es lo que lo hace más atractivo para los jóvenes soñadores matemáticos. No nada mas ganarán el premio, sino que lo harán a temprana edad... Y digo, no que esté mal aspirar a un premio, pero siempre es sano considerar otros destinos un poquito más probables de una carrera en ciencia. A mí, por ejemplo, el Nobel de física ya no me interesa. Ya no soy tan ingenuo como antes... ¡voy por el de literatura!

Medalla Fields

















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