Magia y Ciencia. Newton y la alquimia


Al parecer uno de los que respondieron el llamado de Robert Boyle a formar una élite de alquimistas que se distinguiera de la generalidad de los que practicaban esa disciplina fue Isaac Newton.

En 1672 Newton se había forjado un nombre entre los filósofos naturales de Europa. Había sido nombrado Profesor Lucasiano en Cambridge y miembro de la Royal Society de Londres. Sus trabajos en óptica lo habian puesto en disputa con Christian Huygens y Robert Hooke, y sus trabajos en matemáticas en una controversia con el joven filósofo alemán Leibniz. 

No obstante, Newton repentinamente se excusaba de no tener tiempo de continuar con la correspondencia científica con la comunidad dado que ¨estaba ocupado en otros asuntos¨. Solo después de su muerte se supo de que se trataba.

La orden de los apuntes de Newton indican que lo que empezó como una inocente aproximación a la experimentación en química, pronto se convirtió en una obsesión profunda en temas alquímicos. Hoy en día sabemos que consiguió ponerse en contacto con una red secreta de alquimistas quienes le proporcionaban libros que él mismo copiaba y con quien Newton mantenía una fértil correspondencia. De las personas con quienes se sabe que Newton se carteaba se encuentran Robert Boyle, el filósofo y médico John Locke y el matemático suizo Nicolas Fatio de Duillier. Se sabe tambien que el sueldo de Newton le permitió montar su propio laboratorio de alquimia. 

La mayoría de los tratados de alquimia de la época se publicaban de manera anónima o bajo pseudónimos, y Newton no fue la excepción. Para publicar sus ideas y descubrimientos Newton utilizaba un anágrama de su propio nombre latinizado Isaacus Neuutonus:

Ieoua Sanctus Unus, quiere decir algo así como Jeova Único Santo. Newton, además de ser un alquimista fue un teólogo cristiano de gran calibre, conocedor a profundidad de las escrituras y la literatura cristiana. Solamente que Newton no creía en la Trinidad, sino que creía que el Padre era el único Dios, al cual tanto el Hijo como el Espíritu santo estaban subordinados. No está de más decir que dicha creencia -conocida como Arrianismo- se consideraba una herejía en su sociedad anglicana.

Es de hecho el profundo cristianismo de Newton lo que lo hizo interesarse por la alquimia. No estaba tan interesado en la transmutación de los metales como lo estaba con la búsqueda de la verdad. En la nueva filosofía natural mecanicista, de la cual él se estaba convirtiendo en una autoridad, no había lugar para Dios. Todo lo contrario ocurriría en el pensamiento alquímico. No había separación entre cuerpo y espíritu. Si bien Newton creía que el movimiento de las partículas materiales constituían la base de la realidad física, lo que pretendía con la alquimia era demostrar la dependencia del mundo material en Dios. 








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