El Corpus Hermeticum

        Primera edición de la traducción del Corpus Hermeticum de Ficino 1471

Cada vez es más común que los historiadores reconozcan la importancia que tuvo en el Renacimiento, y por ende en la ciencia moderna, un movimiento filosófico-religioso conocido como Hermetismo.

Cuentan que el político y banquero florentino Cosme de Medici había quedado fascinado al escuchar de boca de un sabio cristiano llamado Georgios Gemistos Plethon, que en el recien caído Imperio Bizantino existían escritos muy antiguos donde se encontraba mucho del conocimiento del viejo mundo mediterráneo. Sobre todo le interesaron los escritos de Platón, que prácticamente eran desconocidos en occidente en aquel entonces.

     Cosme de Medici                                              Georgios Gemistos Plethon

Cosme fundó una Academia Neoplatónica en Florencia por allá de 1462 y una de sus principales funciones fue la traducción de la obra de Platón, traida por Plethon de Bizancio, del griego al latín. La gran tarea se la dio al joven médico, sacerdote y erudito Marsilio Ficino.

Mientras Ficino estaba ocupado en la traducción e interpretación de Platón, llegaron a manos del viejo Cosme una serie de escritos que llamaron mucho su atención. Fue tal su curiosidad que le pidió a Ficino que interrumpiera de inmediato con la traducción de Platón y comenzara lo más rápido posible con la traducción de dichos textos, ya que Cosme temía morir antes de poder acceder al conocimiento oculto en ellos. Hoy en día conocemos a toda esa colección de obras como Corpus Hermeticum. 

    Marsilio Ficino

La leyenda dice que el Corpus Hermeticum fue compuesto por un sabio egipcio llamado Hermes Trismegisto (Hermes el tres veces grandioso), quien se pensaba en el renacimiento que era contemporáneo del profeta bíblico Moises (aunque años después se demostraría que los textos no eran tan antiguos).

Hermes Trismegisto era una especie de fusión entre el dios egipcio Tot, patrono de la sabiduría y de la magia, con el dios griego Hermes. Se decía que era el inventor de la alquimia y algunos Padres de la Iglesia lo consideraban un profeta pagano del cristianismo.

La traducción del Corpus Hermeticum causó una increible fascinación en el mundo intelectual de la Europa de aquella época. La filosofía hermética significó un rompimiento con los esquemas tradicionales aristotélicos y cristianos que habían dominado la mente de los occidentales durante siglos. Además, se pensó que por ser textos mucho muy antiguos, estos estaban mas cercanos a un conocimiento en estado más puro, una prisca sapientia. Muy pronto, el mundo intelectual se vio como una tierra fértil para el intercambio de ideas en el humanismo, el hermetismo, la religión y la filosofía natural. Y fue precisamente en este ambiente donde comenzó el movimiento intelectual que hoy llamamos la Revolución Científica.  

La historiadora Frances Yates ha sido la mayor estudiosa de la relación entre el hermetismo (y más generalmente, la magia renacentista) y la ciencia moderna. Muy recomendable su libro Giordano Bruno y la Tradición Hermética, para sumergirse en el tema.

Muchos historiadores han cuestionado la tesis de Yates, menospreciando el impacto que el pensamiento mágico pudo haber tenido en el pensamiento científico. De lo que a mi no me queda duda es que muchos de los grandes (Kepler, Copérnico, Brahe, Bruno, Newton, etc.) fueron al menos lectores y comentaristas del Corpus Hermeticum. Invito al lector interesado a echar un vistazo por si mismo y que saque sus propias conclusiones.

A mí me queda cada vez más claro que el impacto en ellos no fue menor.









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